En la plaza que recuerda al prócer correntino en nuestra ciudad, se desarrolló el conmemorativo para honrar el legado de uno de los libertadores de américa, que estuvo encabezado por el viceintendente Guillermo Morandini.

El pasado sábado 17 de agosto, desde las 15:00 horas, se llevó a cabo el Acto Central para recordar los 174 años del fallecimiento del general don José Francisco de San Martín.
Se desarrolló en plaza San Martín y el acto estuvo encabezado por el vice intendente Guillermo Morandini junto al jefe del Estado Mayor de Ejército, coronel Julio Gastón Horacio Iturriart.
Luego del saludo de las autoridades a la agrupación 17 de Agosto, se realizó el arrío de la Bandera Nacional a media asta, tras lo cual se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino.
La continuidad del Acto fue con la invocación religiosa a cargo del presbítero Norberto Damelio y la evocación religiosa fue en palabras del pastor Fortunato Cardozo.
Como parte de los homenajes, se colocó una ofrenda floral al pie del monumento de San Martín.
La tanda de oradores de la tarde comenzó con las sentidas expresiones de la señora Lidia Cornaló, en representación de la Asociación Sanmartiniana, mientras que el señor Miguel García, director de Acción Social de la Comuna, lo hizo en representación del Poder Ejecutivo local.
El cierre fue con música, con la entonación del Himno a San Martín y la canción oficial de la ciudad “A Curuzú Cuatiá”.
Palabras de Lidia Cornalo, en representación de la Asociación Sanmartiniana de Curuzú Cuatiá
Hace muy pocos días, por esas cosas que nos depara la vida, partía de este mundo nuestro querido amigo y Presidente de la Asociación Sanmartiniana Julio Argentino Ñongui Ramirez.
Historiador, periodista, gran pensador y por sobretodo un hombre integro con firmeza de convicciones, a quien, en lo personal, admiré profundamente.
Quiero que todos lo recordemos hoy, aquí, en este lugar, donde dejó sus reflexiones y su vasto conocimiento sobre la vida y obra del Padre de la Patria.
Y quiero hacerlo como lo que fue, una mente brillante, que será muy difícil de igualar y un hombre que dejó su impronta llevando siempre en alto los valores sanmartinianos.
Se cumplen hoy, 174 años desde que Don José Francisco de San Martín dejaba su cuerpo mortal, para transitar libremente el sendero de la inmortalidad.
Atrás quedaron los años de privaciones y luchas para garantizar con sangre, sudor y lágrimas la independencia de Argentina, Chile y Perú.
Hoy recordamos al hombre entre los hombres, al héroe y su legado y los valores que nos dejó: Honor, Lealtad, Disciplina y Orden, y que lo acompañarían hasta el fin de sus días.
En su testamento dejó escrito: “Prohíbo que se me haga ningún tipo de funeral, y desde el lugar que falleciere se me conducirá directamente al cementerio sin ningún acompañamiento, pero sí desearía el que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires.”
Y así se cumplió su última voluntad. Desde 1880 sus restos descansan en la Capilla Nuestra Señora de la Paz, en la Catedral de Buenos Aires.
Además de la historia comprobada por hechos y testimonios, se tejieron innumerables leyendas y mitos sobre la vida del Gral. San Martín…
Entre ellas sus prácticas e ideas religiosas son un tema que ha generado debate con el paso de los años. En el motín de Cádiz, cuando como edecán del linchado Gral. Solano buscó asilo en una ermita de la Virgen y la turba enfurecida perdonó su vida al ampararse en la Madre de Dios.
En el Regimiento de Granaderos a caballo, creado en 1812, San Martín dictó los reglamentos internos entre los cuales incluyó diaria y semanalmente prácticas de buen cristiano como misas y oraciones matinales.
Pocos días antes de iniciar el cruce de los Andes proclamó a la Virgen del Carmen como Patrona del Ejército.
San Martín falleció con un crucifijo en el pecho aunque no recibió los últimos sacramentos por su muerte repentina. Su responso se rezó en la Iglesia de San Nicolás y sus restos embalsamados fueron depositados por 11 años en la cripta subterránea de la Catedral de Boulogne, no en algún templo o cementerio masónico.
Algunos historiadores han cuestionado también sus orígenes, atribuyéndoles a una joven india guaraní Rosa Guarú y a Diego de Alvear, el ser sus progenitores, pero jamás se encontró documento o testimonio que probara esa teoría, que pasó a formar parte de la devoción popular que siempre despertó el Libertador.
La más reciente de esas leyendas urbanas se dio a conocer hace unos pocos años acerca de cómo siete granaderos que formaron parte de su ejército y aún lo sobrevivían, recibieron los restos del Padre de la Patria en Buenos Aires y lo escoltaron hacia la Catedral.
Ningún registro hay sobre este hecho, ningún escrito ni alguien que lo haya presenciado. Imagínense que de haber sido cierto, semejante despliegue de soldados ancianos y con sus uniformes harapientos jamás hubiera pasado desapercibido en las calles porteñas.
El famoso grito del Sargento Cabral que en su agonía dijo: “muero contento hemos batido al enemigo” también forma parte de ese conjunto de mitos que rodean la figura de San Martín volviéndolo más inmortal que nunca.
Sin embargo no nos quedan dudas, cuando hablamos del valor, del coraje y de la entrega absoluta de los bravos granaderos que lucharon al mando del Gral. San Martín. No tenemos dudas cuando decimos que el Gral. José Francisco de San Martín, héroe máximo de toda Latinoamérica encendió una llama de libertad en los pueblos que no se apagará jamás.
Ese espíritu patriótico independentista vive en cada habitante de este suelo patrio que se sabe libre, en un país con cultura e identidad propia y está en nosotros defenderlo, conservarlo y transmitirlo a las nuevas generaciones. Muchas Gracias.
Palabras de Miguel García, en representación del Poder Ejecutivo municipal
El máximo prócer y Libertador de Argentina, Chile y Perú falleció un día como hoy 17 de Agosto de 1850 en su casa de Boulogne-Sur Mer (Francia), rodeado de sus seres queridos. Hoy venimos a recordar el 174 aniversario del paso de la inmortalidad del General José Francisco de San Martín. El Libertador de América.
En Argentina se lo reconoce como el “Padre de la Patria”. En Perú con los títulos de “Fundador de la Libertad de Perú” y “Generalísimo de las Armas”. En Chile, su ejército lo ha destacado con el grado de “Capitán General”. Pero más allá de su gesta libertadora, San Martín fue una pieza fundamental en la construcción de nuestra identidad Nacional.
Hoy debemos destacar la capacidad que tuvo San Martín para compartir con sus subordinados, él entendió con claridad que la tarea no se debe únicamente al hombre providencial, que poco puede hacer si no tiene la ayuda de sus colaboradores con quien debe compartir éxitos y fracasos. Otra virtud a recordar es la modestia, escapando a los homenajes después de sus éxitos militares “No quiero bullas, ni fandango”, solía decir, volviendo en silencio en la tranquilidad de la noche, a caballo y sin escoltas.
La Educación fue otro punto destacable en el Padre de la Patria. San Martín fue un excelente militar, un político consumado, y un notable formador y educador. Con la creación del Regimiento de “Granaderos a Caballo” (16 de marzo de 1812) buscó formar un cuerpo modelo, con rígidas reglas por él instituidas, para darle a la patria un ejército altamente profesional, del que por entonces carecía. No obstante, tenía muy en claro que el éxito de las armas obtenido bajo su mando debía afianzarse con la educación, y que era decisivo formar al soberano. Para “Defender la Libertad se necesita ciudadanos, no de café, sino de instrucción y elevación moral”. Por ello, mientras Liberaba Naciones, fundaba bibliotecas, él sabía muy bien (y así lo sostenía) “las bibliotecas, destinadas a la educación universal son más poderosas que nuestros ejércitos para sostener la independencia”.
Hombre de vida austera, que fue dejando ejemplos desde sus aciertos y desde sus errores, los cuales reconocía en caso de ser necesario manifestando su grado de humildad y sabiduría.
Jamás sus acciones fueron motivadas por intereses propios. Movido por el bien común y por el ideal de la unidad de la América toda, no bajó los brazos ante las adversidades, se fortaleció de las críticas de sus oponentes y demostró su valía a través de hechos concretos.
Al hombre dueño de un inmenso caudal de valores éticos y morales, dignos de ser imitados, se le suma su gran inteligencia, su capacidad como estratega, su entrega y el poder de soportar sacrificios físicos. Sabido es que su salud no lo acompañaba. Pero esto no iba en dezmero de sus metas ni de sus ideas.
Podemos decir que Don José Francisco de San Martín es la antítesis del modelo de hombre que la actual sociedad nos propone ser, ya que él fue un hombre que vivió por sus ideales, luchó por ellos y, en esa lucha, ofrendo mucho desde lo personal. Renunció a sí mismo para luchar y defenderlos. No capituló ante las presiones, supo retirarse antes que claudicar.
” Por sus obras se lo reconocerá” … se dice que la obra de San Martin es, sin duda el fruto de una mente despierta, de un espíritu fuerte y convicciones firmes. De un carácter en el que se destacan la hombría de bien, la voluntad, la tenacidad y la constancia.
Llevó a cabo muchas obras, para las que no hubo condecoraciones ni retribuciones materiales ni títulos de nobleza. Para esas obras que surgen de un gran hombre, hay permanencia y vigencia a través del tiempo. De manera desinteresada, ofrendó su vida por ellas.
Engrandecer nuestra patria desde el quehacer cotidiano es el mejor reconocimiento y homenaje para aquel que supo hacer de su vida, un espejo en el cual cada argentino debería mirarse para ser digno hijo de esta patria.
En febrero de 1829 llegó al puerto de Buenos Aires en un regreso frustrado, muy a su pesar el general decidió no desembarcar. Muchos oficiales le enviaron cartas al barco y lo fueron a visitar con la intención de que se hiciera cargo del poder. San Martín se negó. Tomase el partido que tomase tendría que derramar sangre argentina y estaba claro que jamás empuñaría su espada y que eso significara el derramamiento de sangre de un compatriota.
Triste y decepcionado se trasladó a Montevideo. El General se iba para siempre de la Patria que algún día lo nombraría “Padre de la Patria”.
Recordemos siempre el renunciamiento de San Martin, tengámoslo presente, pues en algún momento de la vida grande o pequeño, según sea nuestra responsabilidad social, tendremos que hacerlo y, como el Libertador, hagámoslo en silencio.
Muchas gracias
¡¡¡¡Honor y gloria al libertador de la patria!!!!